(Entónese con el soniquete típico de los ciegos cantando romances de pueblo en pueblo)
Voy a contarles la historia
de cómo meter la pata
como hizo el torpe de Axil
queriendo comprarse un arma.
Fue por estas navidades
que antojósele una espada
pues lo hierros que tenía
no servían para nada
al ser todos de turistas
y el acero, ser chatarra.
Eligió nuestro buen Axil
una espada negra y maja
que entre sus muchas virtudes
es sobre todo barata.
Se acercaban ya los reyes
y un sábado a la mañana
a Internet se metió Axil
a comprar cosas a manta
pues los regalos buscados
sólo online los encontraba.
Aprovechando el momento
se lanzó a encargar el arma
en la web de don Rufino
que es famoso en estas landas.
Ordenando transferencias
pasó Axil la mañana
y entre tanta compra y pago
al final las cifras bailan:
al hacer la transferencia
de la compra de la espada
va y se pasa en el importe
¡casi el doble, ahí es nada!
En la página del banco
piensan en tontos de baba
se pregunta una y mil veces:
"¿Estás seguro? ¡Repasa!"
Y Axil va, y atolondrado
responde "que sí, ¿qué pasa?"
y así cien veces pregunten
cliquea OK sin tardanza.
Eso si, nada más hecho
Axil se fija en la pasta
y al ver la cifra en la cuenta
descubre que es metepatas:
"Siendo como soy del gremio
¿cómo fui tan papanatas?"
Son las quince y dos minutos
y Axil a la banca llama
la respuesta desalienta
a las tres fue confirmada
la transferencia fue hecha:
da la guita por gastada.
Tras hablar con don Rufino
la cosa es solucionada
y aunque fue al segundo intento
la vuelta le es reembolsada
ya sólo falta el envío
si bien parece que tarda.
Tras numerosas preguntas
por fin don Rufino llama
"¿quien eras tu, buen cliente,
que una espada me reclamas?"
Ante tan rara pregunta
Axil sin duda se alarma
"Soy aquel que hace unos meses
en pagándote la espada
demostró ser muy, muy torpe
y al pagar metió la pata"
Don Rufino, de inmediato
reconoce al tontolaba
y confirma sin problemas
"¡Ah, vale, ya va la espada!"
Tras pasar algunos días
Axil de nuevo se alarma
"¿Qué pasó con el envío?
Esto no llega ¿qué pasa?"
hasta que al fin hay noticias
y el transportista le llama
que dónde quiere la entrega
que no le encuentran en casa.
Así, sin pensarlo, Axil
le dice dónde trabaja
y que le hagan la entrega
mañana por la mañana.
Cuando el chico que reparte
se acerca a media jornada
Axil se fija, extrañado
en su cara demudada
y se pregunta el motivo
de su expresión asustada
hasta que, viendo el paquete
algo capta su mirada:
el sello de "revisado"
que Seguridad estampa
¡Esto pasó rayos X!
¡el scanner vio la espada!
¡Y aún así lo han entregado!
¡Lo próximo una granada!
Tras demostrar ser un friki
al explicar a la banda
lo que contiene el paquete
llega el fin de la jornada
y Axil tiene que llevarse
en la Vespa esta monada
un pedazo de paquete
que no cabe, y se le clava
y además de hacer de vela
la visión de un lado tapa.
Esquivando a los munipas
y cuidando de su carga
desde el curro, allá en Pozuelo
al final llega a su casa
donde por fin, muy contento
el paquete desembala
e incluso le encuentra un sitio
en la pared a su arma
acabando así la historia
de la compra de una espada
y de cómo liarlo todo
con su mental empanada.
de cómo meter la pata
como hizo el torpe de Axil
queriendo comprarse un arma.
Fue por estas navidades
que antojósele una espada
pues lo hierros que tenía
no servían para nada
al ser todos de turistas
y el acero, ser chatarra.
Eligió nuestro buen Axil
una espada negra y maja
que entre sus muchas virtudes
es sobre todo barata.
Se acercaban ya los reyes
y un sábado a la mañana
a Internet se metió Axil
a comprar cosas a manta
pues los regalos buscados
sólo online los encontraba.
Aprovechando el momento
se lanzó a encargar el arma
en la web de don Rufino
que es famoso en estas landas.
Ordenando transferencias
pasó Axil la mañana
y entre tanta compra y pago
al final las cifras bailan:
al hacer la transferencia
de la compra de la espada
va y se pasa en el importe
¡casi el doble, ahí es nada!
En la página del banco
piensan en tontos de baba
se pregunta una y mil veces:
"¿Estás seguro? ¡Repasa!"
Y Axil va, y atolondrado
responde "que sí, ¿qué pasa?"
y así cien veces pregunten
cliquea OK sin tardanza.
Eso si, nada más hecho
Axil se fija en la pasta
y al ver la cifra en la cuenta
descubre que es metepatas:
"Siendo como soy del gremio
¿cómo fui tan papanatas?"
Son las quince y dos minutos
y Axil a la banca llama
la respuesta desalienta
a las tres fue confirmada
la transferencia fue hecha:
da la guita por gastada.
Tras hablar con don Rufino
la cosa es solucionada
y aunque fue al segundo intento
la vuelta le es reembolsada
ya sólo falta el envío
si bien parece que tarda.
Tras numerosas preguntas
por fin don Rufino llama
"¿quien eras tu, buen cliente,
que una espada me reclamas?"
Ante tan rara pregunta
Axil sin duda se alarma
"Soy aquel que hace unos meses
en pagándote la espada
demostró ser muy, muy torpe
y al pagar metió la pata"
Don Rufino, de inmediato
reconoce al tontolaba
y confirma sin problemas
"¡Ah, vale, ya va la espada!"
Tras pasar algunos días
Axil de nuevo se alarma
"¿Qué pasó con el envío?
Esto no llega ¿qué pasa?"
hasta que al fin hay noticias
y el transportista le llama
que dónde quiere la entrega
que no le encuentran en casa.
Así, sin pensarlo, Axil
le dice dónde trabaja
y que le hagan la entrega
mañana por la mañana.
Cuando el chico que reparte
se acerca a media jornada
Axil se fija, extrañado
en su cara demudada
y se pregunta el motivo
de su expresión asustada
hasta que, viendo el paquete
algo capta su mirada:
el sello de "revisado"
que Seguridad estampa
¡Esto pasó rayos X!
¡el scanner vio la espada!
¡Y aún así lo han entregado!
¡Lo próximo una granada!
Tras demostrar ser un friki
al explicar a la banda
lo que contiene el paquete
llega el fin de la jornada
y Axil tiene que llevarse
en la Vespa esta monada
un pedazo de paquete
que no cabe, y se le clava
y además de hacer de vela
la visión de un lado tapa.
Esquivando a los munipas
y cuidando de su carga
desde el curro, allá en Pozuelo
al final llega a su casa
donde por fin, muy contento
el paquete desembala
e incluso le encuentra un sitio
en la pared a su arma
acabando así la historia
de la compra de una espada
y de cómo liarlo todo
con su mental empanada.
Fuente: http://el-blindado-personal.blogspot.com
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